En esta etapa el juego es un elemento muy importante para el desarrollo de habilidades, pero especialmente en lo que se refiere a la capacidad de interrelación personal. A través del juego el niño expresa lo que piensa y siente, se integra al grupo y se da a conocer.
El juego no es “un elemento más” de la catequesis, sino que ayuda a crear un ambiente agradable y favorece la integración de los participantes, abriendo el camino a la trasmisión del mensaje.
El catequista ha de estar muy atento a quienes tienen a aislarse o a quienes les cuesta participar en el juego, motivándoles y ayudándoles a salir de sí mismos y a integrarse al grupo.
MATERIAL DE APOYO:
“Pégale la cola al burro"
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